30 julio 2017

El PSPV: un partido democrático, de izquierdas, feminista, valencianista y federalista

#LaViaValenciana #13CongrésPSPV - Texto de la introducción a la Ponencia marco del 13 Congreso nacional del PSPV-PSOE, aprobada por el pleno del congreso el 29 de julio de 2017, en Elx.

El PSPV es un partido democrático, de izquierdas, feminista, valencianista y federalista. Lo es desde su nacimiento hace casi 40 años fruto de la convergencia de las distintas fuerzas políticas que articulaban el espacio del socialismo democrático en nuestro país en el proceso de transición de la dictadura a la democracia. Y lo sigue siendo hoy con la convicción de que ese espacio político, su vocación integradora, su creatividad y su pasión compartida por la igualdad y la libertad, es una fuerza imprescindible en la transformación del País Valenciano hacia una sociedad mejor. Ninguna de esas facetas (radicalismo democrático, izquierdismo, feminismo, valencianismo y federalismo) es renunciable para nosotros. Todas ellas conforman nuestra forma de ver y entender el mundo y el tiempo en que vivimos, el modo como el País Valenciano debe incardinarse en el proyecto común de una España viable y de una Europa reconocible por quienes creemos en el sueño de una Unión federal, solidaria y comprometida con el progreso y la libertad en el planeta.

Proclamamos la vigencia de los valores socialdemócratas y republicanos como argumentos esenciales para la construcción de una sociedad más igual, más libre, más responsable, más imaginativa y más solidaria. Una sociedad decente, en definitiva, que preserve la dignidad del trabajo, que garantice la convivencia de identidades múltiples, que erradique toda forma de discriminación y sometimiento, que empodere a la mujer y elimine el machismo, que promueva un crecimiento razonable, justo y sostenible, que haga de la educación, la formación y la capacitación derechos efectivamente inalienables de todos y cada uno de nosotros.

La pervivencia de esos valores exige, al mismo tiempo, de cambios profundos en los modos de hacer partido y en las formas de hacer política en un tiempo radicalmente nuevo. Valores y acciones para que en el País Valenciano podamos superar los efectos demoledores de los años de la mala política y de la voracidad del capitalismo de casino abonado por quienes han corrompido tanto durante tanto tiempo.

Porque esta debe ser la principal ocupación de los socialistas valencianos en este momento: proyectar la continuidad en el tiempo de una mayoría social y política progresista que garantice gobiernos de las izquierdas en la Generalitat y en los ayuntamientos de la Comunitat. La sociedad valenciana no puede perder de nuevo las claves del futuro, como ocurrió en los años de la indecencia transcurridos entre 1995 y 2015. Ni nos lo podemos permitir como pueblo, ni lo vamos a permitir como partido político de la izquierda valenciana.

Hoy ese compromiso se concreta en el Acord del Botànic, el argumento político sobre el que se construye la recuperación de la dignidad de las instituciones valencianas desde 2015. Un pacto que suma las voluntades de las ciudadanas y los ciudadanos que optaron por el PSPV, Compromís o Podemos para impulsar políticas de progreso desde la Generalitat centradas en las personas y en el interés general. Un acuerdo por y desde la diversidad de miradas que conforman el espacio político del progresismo en nuestro país. Queremos preservar el Botànic por lo que en sí mismo representa de corresponsabilización e implicación en la gobernación de la Comunitat de esa multiplicidad de sensibilidades. Y también, por supuesto, por la posibilidad que nos ha dado de promover políticas públicas en favor de la igualación social, el respeto a la diversidad, la sostenibilidad económica y ambiental, la integración territorial y la reconstrucción reputacional.

No obstante, más allá del Botànic, el PSPV tiene la obligación y la vocación de liderar con la mayor fuerza posible los proyectos de cambio político y trasformación social en las comarcas valencianas. Para ello es imprescindible que el partido abra un proceso de modernización profunda que adecue sus estructuras orgánicas, sus procedimientos deliberativos, su forma de relacionarse con la sociedad y de generar ideas al nuevo tiempo que vivimos y a las aspiraciones y necesidades de las valencianas y valencianos de hoy. Un proceso creíble de renovación que, sin diluir los rasgos esenciales de la socialdemocracia valencianista que nos singulariza ante la ciudadanía, incorpore otras miradas, otras sensibilidades, otras actitudes y otras políticas para generar una nueva agenda del socialismo democrático en el País Valenciano.

Queremos ser más. Que haya más personas que confíen en nuestro proyecto. Que se sientan representadas por nuestras siglas. Que quieran asumir el compromiso de la participación política en nuestra organización. Que nos miren a nosotras y a nosotros cuando luchen por proteger el interés público. Que nos encuentren en la construcción de un país más justo y menos desigual, más decente y menos insolidario, más laico y menos intolerante. Que nos oigan hablar de igualdad de género y nos vean luchar contra el machismo; que nos oigan llamar a la juventud y vean que son los jóvenes quienes impulsan, protagonizan y lideran las políticas socialistas en el País. En definitiva, que confíen en nosotros porque hacemos lo que decimos y decimos lo que hacemos. Y que lo que decimos y hacemos se identifica con las aspiraciones de la mayoría social.

Es la coherencia y la nitidez para definir objetivos, desafíos, limitaciones y aspiraciones desde una óptica valencianista y de izquierdas. Eso es lo que del PSPV se espera y eso es lo que entre todas y todos debemos ofrecer a la ciudadanía. Un proyecto plural en lo político, inclusivo en lo social e igualitario en lo económico que sepa defender y exigir el cumplimiento de los derechos que tenemos los valencianos y las valencianas colectiva e individualmente.

La democracia es un valor supremo. El nuestro es un socialismo democrático porque para nosotros el cómo es tan importante como el qué. Y no es sólo una cuestión de formas y de procedimientos; atañe también a la esencia misma de los procesos sociales, al modo como la ciudadanía decide sobre su vida cotidiana y proyecta esa decisión sobre su futuro. Debemos atrevernos, como decía Willy Brandt, a más democracia. La profunda transformación que el desarrollo científicotécnico está provocando en la sociedad valenciana y mundial, la crisis de la intermediación y el cambio drástico en la percepción del tiempo y del espacio exigen transformaciones radicales en la concepción y la práctica democráticas.

No renunciamos a la democracia representativa, convencidos y convencidas como estamos de su utilidad en la conformación de nuestro proyecto nacional y social de progreso. Sabemos, sin embargo, que debe ser reforzada y enriquecida con más democracia deliberativa propiciando nuevos y mejores espacios institucionales y ciudadanos para la codecisión y la fiscalización de los asuntos públicos. Y creemos, también, en una democracia de lo cotidiano que desarrolle espacios de microdemocracia en todos los ámbitos de la convivencia social.

El desarrollo radical de la democracia valenciana es imprescindible para liberar al país del descrédito impuesto por la derecha durante su largo periodo de gobiernos y recuperar la confianza de la gente en sus instituciones y en la política. De esta manera, la ciudadanía valenciana asumirá el protagonismo real en la construcción de la nueva sociedad que se está gestando, necesariamente diferente, que no puede ser resultado de la deriva tecnológica o de la voluntad de las grandes corporaciones transnacionales o de otros intereses ajenos al interés general de los valencianos y las valencianas. Porque creemos en la fuerza transformadora de la política en manos del pueblo y en la necesidad vital de que lo político y lo económico se sujeten a los principios de la ética.

Somos socialistas, somos de izquierdas. Sí, ese es nuestro espacio político natural. Para nosotros y nosotras ser de izquierdas es, esencialmente, estar a favor de la igualdad de oportunidades, el reparto de la riqueza y la defensa de los derechos humanos y en contra de cualquier modo de privilegio. El privilegio de quienes tienen recursos frente a quienes no los tienen, el de los hombres frente a las mujeres, el de los que ya son o están frente a los que aspiran a ser o a estar, el de los que heredan frente a los que nada tienen que heredar, el de los privilegiados por el poder frente a quienes son víctimas del mismo... Por eso mismo nuestro adversario político se encuentra en la derecha conservadora, recentralizadora y corrompida del Partido Popular y su desprecio absoluto hacia los intereses colectivos de los valencianos y nuestro autogobierno. También, esencialmente, en el capitalismo neoliberal, su brutalidad descarnada y su insensibilidad social que tanto dolor y tanta incertidumbre ha provocado entre las clases medias y trabajadoras de nuestro país.

Frente al canon neoliberal que promueve la concentración nosotros creemos en la virtud de la redistribución de la riqueza y del poder; en el impulso de políticas de equidad y justicia social para luchar contra la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres acrecentada por la crisis; en la inversión en políticas sociales, condición sine qua non para abordar la competitividad de nuestro sistema productivo, prioritariamente en aquellas que se centran en la infancia, las habilidades, la formación y la juventud; y en el acceso distribuido al conocimiento y a la energía, motor de modernización y democratización social y productiva.

Todas estas son políticas de igualación, pero no sólo: lo son también de generación de riqueza. Porque siendo esencial identificar los mecanismos más eficaces para que esa riqueza se socialice en forma de oportunidades iguales para todas y todos, también lo es que sepamos entender las nuevas formas de producir y distribuir bienes y servicios y multiplicar el conocimiento. Queremos una economía basada en el conocimiento, dinámica, socialmente inclusiva y ecológicamente sostenible. Una economía hecha a medida de los intereses y las necesidades de la ciudadanía, pero también una economía que siga mirando al exterior en busca de mercados. Somos una sociedad de largo recorrido exportador; por eso creemos en la creación de espacios de intercambio multirregionales regulados que favorezcan la exportación de nuestros productos preservando los intereses laborales, culturales y económicos de este país.

Tenemos la certeza de que podemos conseguir más juntos que por separado. La economía colaborativa, favorecida por la revolución tecnocientífica, ofrece oportunidades de desarrollo inimaginables hace apenas unos años. Las y los socialistas valencianos estamos convencidos de su capacidad para transformar la sociedad y liberar el talento individual de la ciudadanía. La apoyamos decididamente y trabajaremos para que esa fuerza cooperativa proyecte también su carácter social y solidario en beneficio de la mayoría.

Los socialistas seguiremos luchando en las calles y trabando en las instituciones para que este nuevo tiempo no imponga una nueva realidad del trabajo basado en la precariedad, la pérdida de capacidad negociadora y los bajos salarios. Estaremos, junto a los sindicatos, en la exigencia de empleos decentes y justamente retribuidos que garanticen a los trabajadores y las trabajadoras autonomía y libertad reales en la construcción de su proyecto de vida. Haremos cumplir las leyes que impiden la contratación de trabajadores ilegales; impulsaremos normas que se adapten a los nuevos tiempos propiciando el reparto del trabajo disponible, recortando la jornada laboral y adaptando la legislación laboral a la implantación de las nuevas tecnologías. Sabemos, lejos de la candidez que inspira otras visiones de la realidad, que es este uno de los retos nucleares a los que se enfrenta el pensamiento y la praxis socialista hoy. Estabilizar y cualificar nuestro mercado laboral en un entorno tan volátil, hacerlo en un marco geopolítico y económico que abre sin cesar escenarios nuevos y crea centralidades diversas es y será tarea compleja que reclama mucho compromiso, mucha pedagogía, mucha exigencia y mucha empatía.

La disrupción provocada en nuestro marco de relaciones laborales por las reformas introducidas en los últimos años, lejos de lo proclamado por sus instigadores, ha conducido a un mercado de trabajo insostenible. Creemos, claro, en el valor del esfuerzo y el mérito y en la alianza entre trabajadores y empresarios para impulsar un crecimiento inteligente que permita a la sociedad valenciana alinearse con un futuro más sostenible.

Nuestro estado del bienestar, las instituciones y las políticas que lo hacen posible, los recursos que lo sostienen y los derechos que lo sustancian, constituyen el andamiaje imprescindible que articula nuestro modelo de organización social. Desde 2015 estamos recuperando el tiempo perdido en su modernización y fortalecimiento tras años de desidia y hostilidad, pero queda mucho por hacer para garantizar su viabilidad y preservar su potencia transformadora. Queremos que los sistemas públicos de sanidad, educación, innovación, dependencia, pensiones y seguridad confluyan en la generación de una ética del interés y la solidaridad públicos que blinde el pacto intergeneracional sobre el que ha de construirse un futuro decente para las valencianas y los valencianos.

Ese acuerdo de progreso político, cultural y social entre generaciones es imprescindible para abordar los grandes retos civilizatorios a los que nos enfrentamos como valencianos y europeos: el cambio climático, los grandes movimientos migratorios, el envejecimiento demográfico y las distintas violencias terroristas.

La culminación de nuestro relato partidario, de nuestro compromiso con la democracia, la libertad y la igualdad desde la izquierda tiene un argumento axial en torno al que pivota lo esencial de nuestra estrategia política: un nuevo pacto de género. Un pacto para la convivencia de mujeres y hombres radicalmente iguales, que erradique la indignidad de los machismos múltiples, que libere en plenitud la fuerza creativa de las mujeres sin encorsetamientos atávicos impuestos por la simpleza de miradas patriarcales. Un acuerdo social que quebrante la capacidad intimidatoria del terrorismo machista, también, pero que en su radicalidad afronte sin mayor dilación las causas últimas e íntimas de la más lacerante e indecente de las desigualdades.

Esa mirada republicana, socialdemócrata, modernizadora, laica y feminista que sincretiza el PSPV es necesariamente valencianista. La sociedad valenciana es el espacio político, cultural, económico y emocional que enmarca la acción de nuestro partido y determina sus prioridades. Y eso significa diseñar una vía valenciana para construir el futuro de los valencianos. Significa más y mejor autogobierno para afrontar desde la proximidad, la complicidad, la exigencia y el liderazgo los retos que tiene planteado nuestro país para siglo XXI. Significa, también, amplificar con fuerza nuestra voz en España y en Europa para influir en los procesos de toma de decisiones que inciden en el cumplimiento de nuestros intereses colectivos. Queremos que el País Valenciano, su ciudadanía, sea reconocido y respetado como un actor político singular, solidario y corresponsable con otros, pero autónomo en su capacidad para decidir sobre aquello que le concierne.

Nuestra arquitectura institucional, nuestro sistema público de bienestar e innovación, la modernización de nuestro sistema productivo, la sostenibilidad de nuestro territorio y de su entorno natural, el fortalecimiento de nuestra identidad cultural... son una quimera sin una financiación justa. La lucha por conseguirla frente al inmobilismo del Gobierno de España ha de unir imperativamente a los distintos agentes sociales valencianos.

Si la injusta financiación estrangula las políticas públicas y el sistema de bienestar propios, la falta de un compromiso claro del Gobierno de España con el Corredor mediterráneo asfixia la capacidad productiva y exportadora de nuestras empresas. No podemos permitir ya más renuncias ni más desprecios. La financiación o el Corredor como evidencias de tantas otras exigencias insatisfechas.

Queremos la federalización de España. Queremos que el gran salto adelante que supuso la creación de las comunidades autónomas hace casi 40 años y su desarrollo institucional y político posterior derive en su evolución natural hacia un Estado federal. Lo queremos así porque sólo en ese recorrido vemos posible la articulación eficaz de los intereses valencianos con los del conjunto de España o con los de otras comunidades. Y lo queremos, también, porque vemos en la España federal la única forma viable de garantizar en el tiempo su propia pervivencia.